Wilfredo Montero, coordinador de Flota y Producción de Disal, nos cuenta cómo gracias a esta iniciativa lograron darle continuidad al servicio de alquiler de lavamanos durante el COVID-19.
Cuando la pandemia del coronavirus llegó al Perú trajo consigo múltiples cambios para la organización. Entre ellos, un acelerado incremento en la demanda de lavamanos. En medio de una gran necesidad por este servicio y conscientes de que pronto se quedarían sin stock, el equipo de Disal sabía que no tenía mucho tiempo para encontrar una solución.
ENORME RESPONSABILIDAD
“El número de peruanos con COVID-19 crecía rápidamente y sabíamos que el lavamanos era una medida para reducir el riesgo de contagio; sin embargo, nuestras reservas se iban agotando. La demanda de este tipo de equipos siempre representó el 5% de nuestra operación y sin esperarlo la cifra creció en un 40%. En más de 25 años en el Perú, jamás habíamos tenido una situación similar”, recuerda Montero Meza.
Entre las soluciones ambientales que brinda Disal, se encuentra la valorización de residuos; debido a ello, gestiona una variedad de los mismos, tanto propios como el de sus clientes. “Entre los residuos que teníamos en ese momento se encontraban nuestros sanitarios portátiles y unas casetas de vigilancia que habíamos dado de baja. Cuando los revisamos, nos dimos cuenta que si los adaptábamos podíamos desarrollar una nueva alternativa”, cuenta Wilfredo Montero.
Fue así como el equipo de Disal puso manos a la obra y decidió reaprovechar sus residuos para producir una propuesta sostenible: los primeros lavamanos de material reciclado.
Gracias a esta propuesta, Disal logró beneficiar a más de 500 personas en ferias de alimentos de primera necesidad y centros comerciales.
Mira el siguiente video y conoce cómo Disal emprendió esta iniciativa: